Descripción

Frutillar es de esos lugares que enamoran a primera vista. Su paisaje inigualable, que se caracteriza por la imponente presencia del lago y sus volcanes, te dejará con la boca abierta. Pero además, en esta ciudad abundan los panoramas y la oferta gastronómica es cada vez más amplia. Por si fuera poco, las tradiciones alemanas se mantienen siempre vivas, y la música alimenta el alma de una ciudad cargada de historia y cultura.

Nuestro recorrido comienza visitando Llanquihué, ciudad fundada por alemanes y ubicada a orillas del lago del mismo nombre. Continuando por la ruta de los colonos, arribaremos a Frutillar Alto y haremos una visita al Museo Colonial Alemán, donde es posible apreciar vestigios de la colonización y sus edificaciones: Llavería, Casa del Molino y Molino de Agua, Casona de Campo, Casa de Herrero con su Taller de Herrería y Forja, y su Campanario. Todo esto sin olvidar sus ecuestres jardines y parques, donde podrás encontrar las más diversas especies nativas de árboles centenarios, acompañados de la majestuosa vista a los volcanes Osorno y Puntiagudo.

Continuaremos hacia Puerto Octay, ubicado en el extremo norte del Lago Llanquihué. Esta zona se destaca por su variada arquitectura que es el reflejo histórico del proceso de colonización de familias procedentes desde Alemania y que se caracteriza por ser una mixtura entre la tradición constructiva europea del siglo XIX y la técnica local, principalmente de maestros constructores chilotes. En este lugar tendrás tiempo libre para recorrer los alrededores antes de regresar al hotel.